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Cuando una persona atraviesa un proceso de rehabilitación, es común que su familia se involucre con amor, compromiso y entrega. Sin embargo, muchas veces lo que empieza como acompañamiento se convierte, sin darse cuenta, en una sobrecarga emocional, física y mental. Acompañar no significa hacerlo todo. Y menos aún, hacerlo en soledad. En INAR, reconocemos que la rehabilitación no es sólo del paciente: también impacta profundamente en quienes están cerca. Por eso, entendemos que acompañar sin descuidarse es una parte esencial del proceso. Estas son señales que indican que el entorno familiar podría beneficiarse del acompañamiento de un equipo profesional: 1. Hay agotamiento sostenido Cuando el cansancio deja de ser físico y se vuelve emocional. Cuando todo cuesta, incluso lo que antes se hacía con gusto. 2. Se empiezan a descuidar aspectos personales Si quien acompaña deja de ver amigos, posterga actividades propias o se aísla, es momento de pedir ayuda. 3. Surgen conflictos o tensiones familiares Cuando el estrés comienza a afectar la comunicación o genera discusiones constantes, es una señal de alerta. 4. Aparece la sensación de no estar a la altura Frases como “No puedo más”, “Todo depende de mí” o “No estoy haciendo suficiente” reflejan una carga que debe ser compartida. 5. Hay dudas sobre cómo seguir Frente a decisiones difíciles o momentos de estancamiento, el acompañamiento profesional puede traer claridad, contención y nuevas herramientas. 10 Tips para acompañar sin descuidarte1. Aceptá que no tenés que poder con todo. Ser familia no te convierte en profesional de la salud. Está bien pedir ayuda y delegar. 2. Establecé rutinas sostenibles. Organizar los días con lógica y descansos evita la sobrecarga y reduce el estrés. 3. Cuidar también es escuchar. No es sólo asistir o resolver. A veces, el mayor sostén es la presencia y la empatía. 4. Reconocé tus emociones. Frustración, enojo, tristeza, culpa… todo eso es válido. Reprimir no ayuda. Hablar sí. 5. No te aísles. Buscá redes de contención: familia extendida, amigos, grupos, instituciones. No estás solo. 6. Conservá espacios propios. Un paseo, una charla, una actividad que te guste. No es egoísmo, es salud mental. 7. Evitá sobreproteger. La autonomía del paciente es parte de su recuperación. Intervenir de más a veces retrasa. 8. Pedí orientación profesional. Los equipos de rehabilitación pueden darte pautas claras para acompañar mejor. 9. Celebrá los pequeños logros. Valorar el progreso —aunque sea mínimo— alimenta el ánimo de todos. 10. Recordá: cuidar a otro empieza por cuidarte vos. Tu bienestar también importa. Y es clave para que el proceso funcione. ¿Qué ofrece INAR en estos casos?En INAR no sólo trabajamos con pacientes. También acompañamos a las familias, con orientación, escucha activa y espacios de intercambio. Porque entendemos que un entorno contenido favorece directamente el proceso de rehabilitación. A veces, la mejor manera de cuidar a otro es permitirse ser acompañado. |
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Octubre 2025
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